TORTUGA LAÚD


(Dermochelys coriacea)
También llamada tortuga coriácea, es la única con el caparazón formado por numerosos huesos pequeño recubiertos por una piel gruesa, pero sin los típicos escudos córneos. El dorso es de color negro o marrón oscuro con manchas más claras, y el extremo caudal es afilado. Es la especie de tortuga de mayor tamaño (un récord antiguo lo poseía un ejemplar de 2,4 m de concha y 860 kg de peso); aunque hoy es raro encontrar ejemplares con espaldares que superen el metro y medio, en 1988 se capturó uno que medía más de 2 m y pesaba 759 kg. de la gran cabeza destacan sus enormes ojos y su pico ganchudo, ideal para cazar medusas -técnica en la que es una consumada especialista-, mientras que su primer par de patas se transformó en unas aletas tan grandes que pueden superar la longitud del propio caparazón.


Todavía se explota por su aceite, pero el principal peligro para esta tortuga reside en su propio régimen alimenticio: al estar especializada en comer medusas, se traga los plásticos que circulan por doquier. Aunque es una de las tortugas que está en mayor peligro de extinción, es posible encontrarla en casi cualquier rincón de los océanos de la Tierra. Parece ser la tortuga que mejor soporta las aguas frías, siendo la que mantiene más tiempo su temperatura por encima de la del entorno, por lo que puede nadar en altas latitudes y grandes profundidades (se ha comprobado que, siguiendo medusas gigantes, ha alcanzado por lo menos los 1.200 m de profundidad).